Volvió la línea verde en servicio hasta Heath St.


ANDY ZAGASTIZÁBAL

Las señora Rebeca Arce no se enteró que ya habían devuelto el servicio de la línea Verde hasta Heath Street. Como ya se había acostumbrado a los problemas que generó la reconstrucción de las líneas que soportan el discurrir de los tranvías, tenía un sistema para llegar hasta el el paradero de Brigham Circle donde se detenía el servicio por los trabajos que se hacían por las Calles Huntington y South Huntington..

Ella, como buena latina celebró las fiestas de fin de año “como se debe” y no se informó de los cambios hasta el miércoles, cuando volvió a trabajar.

Esa madrugada se enteró también de una serie de novedades que tiene la línea del tren verde y casi todo el sistema del transporte público que funciona bajo la administración del MBTA.

Lo de la subida de precios ya lo sabía así como de los cambios que iba a tener “Charlie”; pero no conocía en detalle lo que empezó a pasar desde el primer día de este 2007.

Un profesor de la Universidad Northeastern al que no alcanzamos a tomar su nombre nos dijo que en estos momentos se podía hacer una comparación con una conocida novela cuyo título es “La Importancia de llamarse Ernesto”, él dijo “ahora en Boston se escribe una dolorosa obra que se titula “La importancia de tener Charlie”.

Y ese profesor tiene razón porque los que no entendieron a tiempo lo que significa Charlie, lo están haciendo y aceptando porque “si se quiere ahorrar, sólo Charlie nos podrá salvar”, como dijo otro usuario.

Todo esto que mucha gente está aprendiendo desde el primer día de este año es algo muy complicado que los mismos chóferes del servicio de buses tampoco comprenden y menos lo pueden explicar.

A ellos les dieron lecciones apresuradas de cómo adaptarse al sistema y lo único que tienen que hacer es “dejar que los pasajeros traten de entenderse con las máquinas que aceptan monedas, billetes, tarjetas magnéticas y las nuevas, que son ópticas.

La mejor recomendación que dan quienes han entendido el problema es “comprarse un pase”.

“Dinero no le recomendamos llevar porque nos cobran por ser pasajeros despreocupados en no entender el Charlie”, nos mencionó Patricia Reyes, agregando que “ahora ya no se pierde 10 centavos sino 0.25, a la hora de ir en bus y 30 centavos al subir a un tren”.

Esto explica toda una novedad en la forma de subir los precios. Un pasaje que antes costaba 90 centavos ahora cuesta $ 1.25 y $ 1.50, al mismo tiempo.

“Al genio que hizo esta decisión nos gustaría enfrentar con un economista de los que explican el alza del costo de vida”, comentaba Alcibíades Torres, un sudamericano que en su país había liderado muchas batallas contra el incremento del costo de vivir.

Lo de $ 1.25 y de $ 1.50 es necesario que lo entienda la gente porque esa es la diferencia entre tener y no tener Charlie.

¿Hay más novedades?.

¡Claro!

Con el viejo año se fueron los papelitos que se conocían como “transfer”. Eso sí es definitivo. Los chóferes ya no tiene que entregar o recibir esos papelitos que permitían hacer conexiones. Ahora el Charlie lo hace todo y automáticamente. Ya no tiene que pedirle a nadie para esas conexiones porque las nuevas tarjetas de plástico generan su propio “transfer”.

Esa fue una de las novedades que descubrió la señora Arce, que había tomado un bus de la línea 39 para llegar hasta Brigham Circle. Allí se encontró con un nuevo personaje vestido de naranja y con un detector en el brazo. El detector es un lector de las nuevas tarjetas Charlie y es el que controla los transfers de bus a tren.

Para los usuarios del tren verde hay que señalar que ya no necesitarán ingresar por la puerta del conductor si tienen pases, porque esos les permitirán ingresar por cualquier otra puerta sin necesidad de controlarse con el conductor. Por la primera puerta sólo abordarán los que no tienen transfers, o los que no tienen pases o necesitan pagar en efectivo.

Stephanie Barry nos dijo que este sistema hacía más ligero el abordaje, especialmente a las horas punta, cuando la acumulación y los problemas de las explicaciones demoraban el ingreso de los pasajeros. Así que no se sorprenda cuando un amable trabajador del MBTA se acerque y le pida su Charlie.

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