Tras diez años


ANDY ZAGASTIZÁBAL


Courtesy Photo
Juan Hernández dejó el verano de Viña del Mar, con sus festivals y el calor chileno para volver al Boston que dejó hace 10 años.

Juan Hernández camina nuevamente por Jamaica Plain.

Debe ser una experiencia como la que tenemos todos al volver a nuestros países” nos dice Betsaida Salazar,, deteniéndose apenas para saludarnos y agregar “sólo que en el caso de él es toda una experiencia que muy poca gente la hace realidad”.

Tiene razón y nos hemos dado a la tarea de compartir; mejor dicho, de ver lo que ven sus ojos, tras diez años de una ausencia que se siente.
“No son diez años”, nos corrige Juan. “Son exactamente 10 años, tres meses, ocho días y 14 horas, 27 minutos y 14 segundos”.

Tanta exactitud nos abruma y seguimos caminando por la Calle Centre y vemos que sus ojos se abren mirando nuevos lugares o se cierran tratando de ayudar a su memoria de las cosas que le provocan recuerdos.

“Aquí había una botánica —dice—y en esa esquina era un negocio de teléfonos…”.
“Ya no están. Se fueron. Se tuvieron que ir, cambiaron de giro. Se adecuaron al pro-greso o las exigencias de los nuevos tiempos”, comentamos, mientras caminamos con mucho cuidado porque hay nieve acumulada de la segunda tormenta que nos vistió de blanco.

De repente se detiene. “Tenemos que entrar a este restaurante que no lo conocía cuando estaba aquí”.

Es el mismo. Lo que pasa es que “El Oriental de Cuba” tuvo que hacer cambios obli-gados…

Y le contamos la historia de cómo ese lugar encontró tremendo gesto de solidaridad, no sólo del vecindario sino de Boston y otros lugares, tras un incendio que práctica-mente lo desapareció.

Conversamos mientras disfrutamos “ropa vieja” con el agregado de habichuelas negras, sus “maduros” y otras delicias que Juan quiere seguir pidiendo como si tratara de re-cuperar todo el tiempo que se perdió sin comer en “El Oriental”.
Lo que pensaba antes de entrar fue cambiando a medida que avanzamos hacia la mesa que tuvimos que esperar. No llegamos fácilmente porque hay gente que lo mira y lo re-conoce; o Juan reconoce a otros y los saludos y abrazos son obligados; o la conver-sación que se inicia con una sonrisa y la pregunta obligada “¿Cuándo llegaste?”

Tras el cafecito cubano obligado, retomamos la calle y quiere buscar a unos amigos chilenos que tenía cuando se inició “Bella Luna”. Le tengo que decir que sus amigos ya no están y le hablamos de los progresos que ha tenido el local hasta el punto de con-vertirse en un atractivo internacional para Jamaica Plain. No pudimos entrar; pero Kathy Mainzer, la propietaria del local, viene a saludarnos con la gentileza y sonrisa que siempre tiene.

“Aquí estaba Francis Concepción, ¿Qué es lo que es ahora?”.

Estamos a las puertas de “Hyde Square Task Force” y lo llevo a conocer las oficinas y presentarle a Claudio Martínez”.
Claudio pensó que lo íbamos a entrevistar por su nominación al Comité Escolar de Boston; pero el tema de conversación fue diferente tratando e avanzar a pasos agigan-tados en las comparaciones de los cambios que ha tenido Jamaica Plain en los últimos 10 años”,

“Aquí habían unas cabinas telefónicas que se conocían como llamaderas”, dice Juan y Claudio resume la historia del Task Force y de los cambios que han ocurrido en varios aspectos de la vida política y social, y especialmente en el trato a la juventud….la conversación se extiende y hablamos hasta de los proyectos que se harán realidad en Jackson Square”.

“Caminar es una forma extraordinaria para conocer o reconocer”, nos dice mientras le hablamos de lo que pasó con la Iglesia Blessed Sacrament. No puede creer que se haya vendido una iglesia y más aún , el complejo donde ya se ven algunos cambios…

Seguimos viendo otras novedades y hablamos de la esquina del “Tropical” mientras nos dirigimos hacia la estación del tren donde muy pronto empezarán obras que dirigen en forma conjunta Urban Edge, JPNDC y el Task force, con apoyo de la ciudad.

La estación es la misma que conoció; pero cuando le hablamos del “Charlie” quiere tener su propia experiencia y se ilustra rápidamente.
Ya tomaremos otro día para seguir hablando de los cambios que encontró y antes de despedirnos hablamos de sus proyectos.

“No vengo a trabajar —indica— sino a colaborar en el esfuerzo que hacen todos para mejorar nuestros vecindarios(nunca dejó de sentir a Boston como suyo). Vengo a poner mi experiencia y capacidad al servicio a la comunidad a la que siempre serví y ya tenemos planes de volver a hacer televisión como lo hicimos con “Noti 19” y otros me-dios”.

Juan, tendrá mucho para hacer porque este es un año especial para preparar los cam-bios del futuro. “Es bueno que estés acá para ayudar que esos cambios que espera nues-tra gente se hagan realidad”, le digo mientras nos comprometemos a seguir hablando o hacer planes de colaboración.

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