Peligro permanente

Editorial
No se mira lo mismo ni se sufre igual. Una cosa es estar en una bicicleta y sufrir las consecuencias de caer en las hendiduras de una riel de un tren que no funciona hace 20 años y otra ver cómo un ciclista cae, se golpea, destroza su aparato y busca algún tipo de ayuda. Alguna vez comentamos el caso de aquel grupo de jovencitos indolentes que soltaron tremenda carcajada cuando un despistado ciclista cayó atrapado por esos canales de metal y terminó en el suelo tras una aparatosa caída.

It’s time to relaunch the campaign against the trolley-less tracks. Our district deserves the right to have safe streets— especially for bicyclists who are suffering frequent accidents. Bicycle advocates are addressing this situation, mentioning that even the MBTA has indicated that in case of restoration, the existing tracks will have to be replaced. Mission Hill neighbors corroborated this comment, saying the surface tracks on Huntington Avenue are new and safer for bikes. The city, state or nation needs to take action for public safety.

Eran tres sujetos muy jóvenes que, lamentablemente eran hispanos y parloteaban con ese acento característico de los que pierden el tiempo en la calle, pudiendo estar ocupados en alguna labor productiva. Aquellos se reían como si el dolor de la caída del ciclista fuera un asunto de humor y hasta comentaban la ensuciada y los paquetes regados. Solo una jovencita, que salió de un negocio en la Calle South, cambió la terrible imagen cuando se acercó al caído y le ofreció ayuda y le preguntó si sus heridas necesitaban atención médica…

Ya no seguimos con la anécdota porque ahora ya no es momento de recordar esos accidentes que ocurren permanentemente y se cuentan por centenares porque aquella línea tendida por la South Huntington, la Centre y la South sigue allí como un monumento a la inutilidad de las discusiones bizantinas.

Aqui, supongo que van a salir los defensores de la ”línea verde” que hasta han planeado un juicio para “devolver esa promesa no cumplida de hacer llegar el tranvía desde Heath Street hasta Forest Hills.

Pero así no piensan promotores del ciclismo o los mismos ciclistas y menos los encargados de arreglar esas bicicletas, que, según nos cuenta un lector en carta, prefieren ya no seguir con números porque las cuentas son muy grandes.

Los comerciantes de la zona se quejan por los problemas en el tránsito, los conductores se quejan por las dificultades de parqueo o circulación y hasta el MBTA dice que esas líneas céreas son inservibles porque en el utópico caso de “renovar el servicio del tren verde hasta Forest Hills, se necesitaría otro tipo de rieles que se adapten a los nuevos tranvías”.

¿Es la ciudad, el estado o el gobierno federal que no quiere limpiar nuestras calles de esas líneas? Ya sabemos que es una cuestión de dinero, porque los resoluciones ya estaban dadas para que nuestras calles no sigan con las rieles de un tren fantasma que ya nos hace característica en el mundo.

Andy Zagastizábal

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