Partido Perdido

Las elecciones del martes demostraron, una vez más, que la política es la ciencia de los imposibles. Scott Brown acabó con la arrogancia, con el statu quo, con la sensación del poder absoluto y, especialmente, con una cantidad de dirigentes partidarios que separaron a los demócratas de su pueblo votante.

“Voter anger caught fire,” “Massachusetts voters send Washington a ringing message,” “Frustration fuels big turnout,” “Kennedy’s absence felt” and “Victory lifts GOP hopes” are just some of the headlines that explain the Jan. 19 special election results. Now we know it’s an epic upset and a wave of voter anger that helped Republican Scott Brown defeat Democrat Martha Coakley in the US Senate election. Voters may not know a lot about their dark, handsome new senator. But they know they won’t be taken for granted. And, what about the last-minute campaign…

Brown no le ganó a Martha Coakley, NO, le ganó a la maquinaria con su mensaje que caló en la mente del votante: Es momento de pedir cuentas por tanta promesa que no se cumple. 52 por ciento de una inmensa población que salió a votar le dio la razón y hay una lista muy grande de perdedores, con el presidente Obama a la cabeza.

El campanazo de alerta lo dio la Universidad de Suffolk con un encuesta que se publicó a mediados de semana antes del 19. Las cifras eran para preocuparse y la dirigencia de Massachusetts no reaccionó como Washington. Creyeron que el sillón de Kennedy les pertenecía, que la imagen de Kennedy los protegería, que el bastión de electores seguiría fiel y que bastaba seguir criticando al candidato opositor.

Mientras aquí se pensaba así Washington entró en pánico y se organizó toda una marcha de notables que vinieron a apoyar a su candidata. Muy tarde. El león ya estaba herido y sólo faltaba el toque final que se dio el martes con cifras que apabullan.

Los votantes fieles no fallaron. Los que cambiaron la historia fueron otros como ese joven que entrevistamos mientras esperaba ingresar para escuchar al presidente Obama. Nos dijo que “esperaba escuchar por qué no se estaban cumpliendo las promesas”.

Pero el votante es el que tiene la mejor parte en este análisis. Los números son impresionantes y la primera señal de la cantidad se registró en Boston a las 9 de la mañana, cuando se informó que ya “habían votado 23,000 personas”. La capital de Massachusetts siguió fiel; mas no el estado que dio 52 a 47, en porcentajes.

¿Cuántas cosas tendrán que cambiar a partir de esta presencia republicana en el sillón de Ted Kennedy? Muchas, principalmente la forma de hacer política de los demócratas que tendrán que despedir a los asesores que empujaron esta humillación…Ya la lección del ataque personal había perdido anteriormente. Asustar al electorado, también e insistieron en una campaña triunfalista que no vio a tiempo el crecimiento de Brown.

No sé si dormirá tranquila doña Martha Coakley, ni menos los que deberán explicar esta derrota que pone en peligro el sillón de Deval Patrick.

Andy Zagastizábal

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