Nadie se ha puesto a las espaldas un tremendo reto como el que tiene el ganador de la nueva avalancha electoral. El mensaje de cambio caló y ahora todos esperan con ansiedad que el hombre que sembró tantas esperanzas pueda cumplir con lo que se considera una acumulación de tareas que parecen dejadas por un terremoto. Los historiadores tienen que remontarse a historiadores de la Guerra Civil o la Gran Depresión, para comparar que el reto de Barack Obama es similar a los que enfrentaron en su tiempo Abraham Lincoln o Franklin D. Roosevelt.
No president has confronted the big accumulation of challenges before arriving in the Oval Office. Analysts looking for parallels point to Abraham Lincoln taking office as the nation was collapsing into Civil War, or Frank-lin D. Roosevelt arriving in Washington in the throes of the Great Depres-sion. Maybe this is an exaggeration, but on the shoulders of a 47-year-old first-term senator, with no real executive experience, falls the responsibil-ity of executing two wars, protecting the nation from terrorist threats and stitching back together a shredded economy.
Puede parecer la comparación una exageración; pero el país ha puesto en los hombros de este senador de 47 años y sin experiencia ejecutiva, las tremendas responsabilidades de solucionar dos guerras, proteger a la nación del terrorismo amenazante y parchar la destrozada economía.
Los discursos que escuchamos en la campaña nos convencieron; mejor dicho, convencieron al país, dejando un Nuevo panorama electoral; pero ¿cómo se logrará todo lo ofrecido?
El reto, creemos. No es sólo para el presidente elegido, sino para el partido político al que representa y para toda la población, porque, seguro, nos pedirá sacrificios.
La pregunta que todos se hacen es si Mr. Obama ¿tomará las mejores decisiones con la fortaleza y seguridad que mostró en sus impresionantes discursos que barrieron al candidato republicano?
Personajes políticos como el gobernador Deval Patrick o la ex concejal Maura Hennigan dicen que debemos confiar porque el primer afroamericano en llegar a Casa Blanca sabrá usar con inteligencia el capital político que le dieron estas elecciones y combinar con sagacidad los movimientos de riesgo.
Ya se ve la tremenda presión que tiene y que tendrá y se espera que este tiempo de transición antes de la despedida de George Bush nos dé un panorama de cómo será el gobierno y así como sostuvo firme el timón del barco de su campaña, mantenga igualmente su fortaleza ante los consejeros que podrían empujarlo a equivocaciones.
Los hispanos, que comprendimos el reto de manifestarnos, tenemos parte de esas esperanzas y creemos que la pasividad no será parte de este nuevo amanecer.
Andy Zagastizábal